«Estoy seguro que el peor de los riesgos es el de no vivir tu propia vida y negar al corazón sus propios dictados.»

Todo es pura termodinámica. Un sistema perfecto de equilibrio en el que tanto das, tanto recibes. Quid pro quo.

Si en algún momento el sistema por alguna razón interna o por algún agente externo se desequilibra, la propia naturaleza tiende a colocar todo en orden compensando la desigualdad.

Con el tiempo he aprendido está maravillosa ecuación lógica y necesaria.

Las parejas son un gran reflejo de todo esto.

Cada una de las partes de esta matemática emocional han de hacer que el sistema se mantenga en equilibrio, porque si no el principio fundamental de la termodinámica no se sostiene.

Nohemi y Adrian, son esa X y esa Y que tienden a compensarse. De una manera rítmica, sincrónica y casi mística se complementan, se entienden, se respetan, se cuidan, y se aman. Cima por el contrario es la constante que hace la reacción mucho más divertida, mucho más dinámica y que tenga un punto fantástico de emoción, novedad, entusiasmo.

]Y cuando pasas tiempo junto a ellos, te das cuenta que la química es mucho más grande y abarca parcelas mucho mayores. No sólo es una fórmula de tres. Ellos han aprendido, con su forma de ser a estar en comunión con la vida en si misma. Y no desde la barrera, de una forma tímida y precavida. No, ellos son de esas personas que se mojan.

Porque han aprendido que a la vida hay que darle, para que la vida te de. Porque han aprendido a escucharse, a no dejarse guiar por el ruido de fuera, a guiarse por ese tambor interno.

Porque al final, lo importante es estar en movimiento y sentirse vivos.

Con ellos, he tenido la gran fortuna de pasar tiempo en Pontevedra. He podido observar con entusiasmo la relación, la fantástica química que hay entre ellos, con el universo…

Se que estos días algo nuevo se estaba gestando, y sólo quiero tener la oportunidad de vivirlo cerca de ellos.

Una vez más gracias.