«Si el día de mi boda no estoy feliz, entonces cuando lo voy a estar…»

Esta fue la sentencia aplastante que me dijo Pilar el día de su boda, y no podia tener mas razón.

Por muchas bodas que haya hecho, las parejas de novios no dejarán de sorprenderme, y es algo que me encanta.

No es lo habitual, pero encontrar a una novia comiendo minutos antes de la boda, saltando, riendo e incluso cantando canciones de Rocio Jurado (si si, de Rocio Jurado) creedme que es muy llamativo. Es una de esa cosas que se quedan grabadas a fuego en la memoria.

Siempre lo digo, es una cuestión de actitud, y ser consciente el mismo día de la boda, hace que sin duda disfrutes como nunca de un día tan especial.

Y aunque la actitud es muy importante, no es el único de los ingredientes que hicieron de este día algo para recordar.

Está es la historia de como una alicantina y un americano, decidieron casarse en el cielo, sobre el mar y con uno de los barrios más bonitos de Alicante a sus pies: el barrio de Santa Cruz, y el Castillo de Santa Barbara a su lado.

Esta boda tiene un matiz muy especial: Pilar y John querían que esta boda, mezcla de distintas culturas reuniese ese carácter tan personal de ambos lugares, aun cuando se recayese en los tópicos más típicos, y eso es genial.

Jamón, buena música (española y americana por supuesto), buen vino, buen gusto…

Amor, detalles, ilusiones, esperanzas, deseos lanzados al cielo…

En fin, una boda en uno de los sitios más bonitos de Alicante, con unas vistas espectaculares y una pareja de 10.

Una vez más, espero que os guste este reportaje, porque a mi me tiene encantado.

Vestido de la Novia: Pronovias.

Decoración y flores: La Ereta de Alicante.

Restaurante de la celebración: La Ereta de Alicante.